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¿Últimamente tu gato se mueve más lento de lo normal? Quizás hayas notado que ya no sube las escaleras corriendo como antes. Tal vez ya no tenga tantas ganas de saltar a tu regazo o al alféizar de la ventana. Es preocupante pensar que quizás sea el dolor lo que lo está frenando. Como todo tutor cariñoso, estarás deseando saber qué puedes hacer para aliviar ese dolor.

A veces, es fácil darse cuenta de si un gato tiene dolor.
Quizá maúlle, bufe y se comporte de manera extraña. Puede que te lleves un buen susto al ver que, de repente, tu gato lo está pasando mal. Afortunadamente, tu veterinario podrá ayudarte en este tipo de crisis. El dolor que aparece de forma repentina se conoce como «dolor agudo».
Pero el dolor también puede aparecer gradualmente y persistir en segundo plano. Esto se llama «dolor crónico». Puede que no hayas notado que, en lugar de trepar la valla del jardín con facilidad, tu gato se queda mirándola tristemente. O que ha comenzado a esconderse y a dormir más a menudo. Cuando el dolor comienza lentamente, puede ser más difícil de detectar.
Todos queremos que nuestros gatos vivan felices y sin malestar. Por eso hemos recopilado algunos consejos sobre cómo reconocer los signos de dolor agudo y crónico, y te contamos qué puedes hacer para ayudar a tu gato.
La diferencia entre el dolor agudo y el crónico
El dolor agudo es un mensaje del cuerpo que escuchamos alto y claro: ¡deja todo lo que estés haciendo! Es importante saber que el dolor agudo nos hace cambiar nuestro comportamiento para no hacernos más daño. Por ejemplo, si ponemos la mano en una estufa caliente, la sensación de dolor agudo nos hará retirar la mano de inmediato y, con suerte, evitar que nos hagamos una buena quemadura. Cuando nos hacemos daño, por ejemplo, nos rompemos una pierna o nos hacemos un corte profundo, el dolor agudo hace que tengamos menos ganas de movernos y empeorar la situación.
El dolor crónico tiende a aparecer más gradualmente y puede durar más tiempo. Puede ser provocado por varios problemas médicos como la artrosis, el cáncer o el dolor de muelas. Cuando el dolor persiste durante semanas, meses o incluso años, nuestra calidad de vida se deteriora y nos sentimos desanimados. Puede que no podamos continuar con nuestras actividades diarias normales. Tener dolor durante tanto tiempo no es beneficioso para el cuerpo. Lo peor es que, cuanto más tiempo persiste el dolor, más difícil es tratarlo.
A veces, el dolor tiene su razón de ser, pero tampoco nos hace falta pasar mucho tiempo sufriendo para captar el mensaje. Es importante tratar siempre el dolor con analgésicos para que podamos recuperarnos con comodidad. Para los gatos es igual que para nosotros, solo que ellos no pueden explicar cómo se sienten.

Los gatos y el dolor
Algunos tutores pueden tener la impresión de que su gato resiste bien el dolor. A diferencia de nosotros, cuando se sienten mal, no se quejan ni se meten en la cama. Aunque no hagan muchos aspavientos, los gatos sienten tanto malestar como nosotros cuando están enfermos.
Los gatos tienden a ocultar su dolor porque no evolucionaron para vivir en grupo, a diferencia de los humanos y los perros. Para los gatos en libertad, mostrar abiertamente que sienten dolor podría convertirlos en un blanco fácil para algún depredador en busca de comida. Para saber si tu gato tiene dolor, necesitarás aprender a leer sus signos ocultos.
Conocer a tu gato cuando está en su mejor momento te pone en una posición ideal para detectar si algo va mal. A todos nos encanta observar a los gatos, y ahora tienes una importante razón para seguir cada uno de sus movimientos. Reunir información sobre lo que les gusta hacer y con qué frecuencia lo hacen te ayudará a detectar cuando algo no va bien.
El lenguaje corporal también es clave. ¿Te has fijado bien en cómo mueve tu gato la cola, las orejas o los bigotes? Observa bien: puede que empieces a notar que tu gato está diciendo más sin hablar de lo que creías.
Signos de dolor agudo en gatos
Si tu gato experimenta un dolor repentino o agudo, probablemente notarás un cambio drástico en su comportamiento. Puede:
- Gritar, bufar o gruñir.
- Ponerse agitado o inquieto.
- Esconderse.
- Perder interés en las cosas que le gustan.
- Estar menos interesado en comer o beber.
- Cambiar su postura corporal: por ejemplo, manteniendo una extremidad dolorida fuera del suelo o tensando su cuerpo.
- Cambiar su expresión facial: por ejemplo, ojos entrecerrados, orejas aplanadas y labios tensos.
Puede que estos signos te resulten desconcertantes. No saber qué hacer puede hacerte sentir fatal. No pierdas tiempo: si reconoces estos signos, lleva a tu gato directamente al veterinario. Él podrá administrarle de inmediato un analgésico seguro y eficaz mientras investiga la causa del problema.
Es mucho más difícil detectar el dolor crónico en los gatos. Los gatos a menudo ocultan o enmascaran este tipo de dolor. Si eres un tutor observador, es más probable que notes algunos de los signos.
Signos de dolor crónico en gatos
Tal vez veas que:
- Se esconde o pasa más tiempo durmiendo que antes.
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No está tan activo como de costumbre.
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Come y bebe menos.
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Está un poco más desaliñado de lo habitual, ya sea porque ha dejado de acicalarse o porque se acicala demasiado y ha perdido pelo.
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Deja de usar el arenero porque le cuesta más trabajo llegar a él.
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Tarda más en saltar para subirse o bajarse de los sitios, o no salta nada en absoluto.
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Tarda más en subir o bajar las escaleras o las evita por completo.
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Ya no quiere que lo cojan o lleven en brazos.
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Cambia su postura corporal: por ejemplo, se pone tenso y se encorva.
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Cambia su expresión facial.
Tratamiento del dolor en gatos
Puede ser más fácil tratar el dolor agudo que el dolor crónico. Con el dolor agudo, el objetivo es eliminar la causa lo antes posible, con el fin de evitar que se vuelva crónico.
Algunos tratamientos comunes para el dolor agudo en gatos pueden incluir:
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Medicamentos: recuerda, los medicamentos humanos pueden ser muy peligrosos para los gatos. Tu veterinario podrá prescribir un analgésico que sea seguro y eficaz.
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Cirugía: por ejemplo, para fijar un hueso roto o suturar un corte profundo.
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Un lugar tranquilo y cómodo para recuperarse.
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Comida de buena calidad y agua en abundancia para favorecer la recuperación.
El dolor crónico en gatos puede ser más difícil de tratar. Con el tiempo, el cuerpo responde al dolor crónico de una manera «maladaptativa», es decir, que en lugar de acostumbrarse a él, se vuelve cada vez más sensible. Esto hace que sea más difícil que los analgésicos funcionen. Puede que se necesite más de un tipo de tratamiento para que tu gato vuelva a sentirse como antes.
Algunos tratamientos comunes para el dolor crónico incluyen:
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Medicamentos, al igual que con el dolor agudo.
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Cirugía en algunos casos.
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Una dieta especial que ayude con el dolor crónico cuando la causa es la artrosis o la enfermedad renal.
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Suplementos, como ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar con la rigidez en las articulaciones.
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Cambios en la zona donde se mueve tu gato, como agregar rampas o escalones para ayudarlo a llegar a su lugar favorito, o usar un arenero con bordes más bajos para que entrar y salir le resulte más fácil. Lugares para esconderse, o una cama blanda, donde encuentre paz y tranquilidad
Los gatos son amantes del confort. Nos encanta verlos relajados y acurrucados en su lugar favorito. A nosotros, eso también nos hace sentirnos relajados y contentos. Para que tu gato se sienta feliz y cómodo, es fundamental reconocer cuanto antes los signos de ambos tipos de dolor y acudir al veterinario si notas algo fuera de lo normal.