Los gatos ocultan su dolor particularmente bien. Sobre todo el dolor crónico. Cuando un gato tiene dolor durante varios días, semanas o meses, los signos pueden ser difíciles de detectar, incluso para el tutor más atento y cariñoso.

Pero estar atento vale la pena: te sorprendería la cantidad de gatos que podrían estar sufriendo en silencio. ¿Es posible que tu gato también esté ocultando un doloroso secreto?

Artrosis y dolor crónico

La vejez puede hacernos más sabios, pero también puede traer algunos cambios indeseados de los que podríamos prescindir. La artrosis es uno de esos cambios relacionados con la edad a los que muchos de nosotros tenemos que acostumbrarnos a medida que envejecemos. A los gatos les pasa lo mismo. La artrosis ocurre cuando el desgaste de las articulaciones empeora con el tiempo. Es una afección dolorosa que hace que moverse resulte incómodo.

La artrosis es muy común en los gatos a medida que envejecen. De hecho, muchos tutores de gatos se sorprenden al saber que esta enfermedad afecta al 61 % de los gatos mayores de seis años¹ y al 90 % de los gatos mayores de doce años.² Si tienes un gato mayor, es probable que tenga artrosis y necesitará tu ayuda para controlarla. Aunque no hay cura para la artrosis, existen tratamientos disponibles para ayudar a tu gato a sentirse mejor.

Cómo afecta la artrosis a la calidad de vida de tu gato

La artrosis causa dolor crónico. Los gatos con dolor crónico viven con signos de dolor que bombardean su sistema nervioso sin parar. El dolor puede robarle a un gato su energía y su bienestar.³

A los gatos con dolor crónico les resulta difícil disfrutar de las cosas que hacían antes. Jugar con su ratón de hierba gatera favorito, saltar al alféizar para ver los pájaros, incluso pasar tiempo de calidad contigo: estas actividades que antes eran placenteras comienzan a desaparecer. El dolor constante privará a tu gato de los placeres sencillos de la vida.

Detecta los signos

Tu veterinario necesita que le informes sobre cualquier cambio en el comportamiento normal de tu gato. Tendrás que estar atento y saber qué buscar, ya que a los gatos se les da de maravilla ocultar el dolor.

Informa a tu veterinario si:

A tu gato le cuesta moverse.

¿Has notado que ya no te echa carreras para subir las escaleras como antes? ¿Ahora pasa mucho más tiempo durmiendo o escondido, en lugar de jugar y explorar?

Tiene dificultad para saltar hacia arriba o hacia abajo.

¿A tu gato le encantaba pasar tiempo en lo alto de ese armario, pero últimamente rara vez trepa a él?

Es más difícil hacer que juegue.

Siente dolor al mover las articulaciones. Tal vez juegue contigo un rato más breve antes de necesitar descansar, o puede que haga caso omiso de tus invitaciones a jugar.

Se ve un poco desaliñado.

El dolor por artrosis hace que le resulte más difícil doblarse para acicalarse. Su pelaje, que antes era suave y brillante, puede comenzar a verse un poco desaliñado.

Ya no le gusta que lo levanten o lo toquen.

Si a tu gato, de repente, no le gusta que lo toquen, se aparta o se le eriza la piel cuando le acaricias la espalda, puede ser que tenga dolor.

Hace sus necesidades fuera del arenero.

Para algunos gatos, puede que el arenero esté demasiado lejos o tenga los bordes demasiado altos. Por eso, no llegan a tiempo.

Está más gruñón y distante.

Esto puede ser desgarrador, ya que el vínculo especial que compartíais parece roto.

Una vida con artrosis puede ser frustrante para los gatos. Si no se trata, la artrosis solo empeorará con el tiempo. Por eso es importante estar alerta a los signos y avisar a tu veterinario en cuanto notes cualquier cambio en el comportamiento o la personalidad de tu gato.

Con un protocolo de control del dolor seguro y eficaz, la vida de tu peludo puede cambiar por completo. Con tu ayuda y la de tu veterinario, el dolor por artrosis puede superarse, y tu gato podrá volver a disfrutar de la vida al máximo.